Al ver a tanta gente débil, desdichada, neurótica, desvalida o desorientada, muchos de nosotros presuponemos que los dioses nos han concedido una ventaja sobre tales personas en virtud de algún mérito especial que tenemos.
Pero cuanto más refinada va siendo nuestra cultura, más nos damos cuenta de que todo es asunto de suerte: que fuimos afortunados con nuestros abuelos, con nuestro medio ambiente, y que en esto estriba la diferencia. Fue un momento de suerte, producto de algún encuentro afortunado, de algún amorío increíble, de un fragmento de sabiduría, verbal o escrita, con que topamos en nuestro camino y que nos lanzó por una senda secreta de salud y armados de la terca resolución de ser felices, y que ha sido un inmenso recurso para algunos de nosotros, pues fortifica nuestro asediado Ispíritu. En nuestro mundo, las personas como nosotros no deberíamos sentir otra cosa, que, una franca, sencilla y humilde reverencia por el misterio de la desdicha.
John Cowper Powys, en TheMeaning of Culture
No hay comentarios:
Publicar un comentario