domingo, 12 de septiembre de 2010

Relatividad

En nuestra búsqueda de antigüedades, mi esposa y yo nos detuvimos a tomar un refresco en una tiendecita del campo, que quedaba en un camino estrecho y sinuoso. Durante el breve tiempo que estuvimos allí, nos sorprendió el número de automóviles que pasaban.
El anciano tendero era amable, pero de pocas palabras. Al preguntarle cuántos coches calculaba él que pasaban diariamente frente a su tienda, respondió:
—Algunos días pasan muchos; otros, no tantos.
—Bueno —insistí—, por término medio, ¿cuántos supone usted?
Después de meditar un buen rato en silencio, repuso:
—El término medio varía siempre, señor.

—w.s.s.

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