Un maestro pasaba días enteros sentado sin ocuparse de nada y el templo requeria más hermanos que fueran laboriosos. Viendo esto dia tras día, un joven iniciado se le acercó y le dijo: Maestro, el templo nos tiene agotados de tanta atención que requiere y usted está siempre ahí dejando pasar el tiempo. El maestro, levantó su mirada y dijo el tiempo no pasa por mi, yo lo detengo. Sin embargo tu que reclamas si lo has dejado pasar y ya no lo detendrás. Recuerda que cada uno tiene su hora, sólo en tu tiempo vives...
eSfUmArSe
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